jueves, 18 de abril de 2013

CON LA PSICÓLOGA EN EL HUERTO. II





(Continuación)

A los dos días cuando estaba regando el huerto, la doctora Silvia salió de su despacho:

-¡Por fin llegó el riego! ¡Cómo se lo van a agradecer, eh, Padre!

-Sí, y más con el "triple quince" que le eché anoche.

-¿El "triple quince"? ¿Qué es eso?

-El abono granulado que le aporté, se llama así porque lleva 15% de Nitrógeno, 15% de Fósforo y 15% de Potasio. Mire, son estos gránulos que se ven por el suelo.

-¡O sea, que hoy tienen fiesta completa!.

-Eso espero. Ayer les eché el abono y las mullí un poco la tierra ahuecándola y hoy convenía darle un buen riego de inundación bien lenta, con poco caudal y mucho tiempo.

-Ya lo veo, ya. Vamos, como cuando a una persona que se ha mudado de ciudad la invitan los nuevos vecinos a la primera cena o le hacen los primeros regalos... ¿no, padre? jajaja...

-Sí, algo así. Ahora es usted la que compara con personas,... jajaja...

-Oiga, me parece que a algunos de mis clientes los voy a traer al huerto... Quiero decir que les pueden venir bien estas enseñanzas de los chiles y los tomates, las raíces, las humedades y los abonos. ¿No le parece, Padre Ata?

-Usted sabrá, señora Silvia, usted sabrá. Yo ya lo he utilizado en algún sermón con los feligreses.

-¡¿De veras?! ¡Claro, claro si es que puede ser muy aleccionador!

Los días siguientes las matas de los chiles y los tomates hicieron un cambio espectacular: mejor color, hojas levantadas y crecimiento de otras nuevas. Luego aparecieron los primeros botones o capullos y más tarde las flores: ¡agradecieron bien el abono y el riego abundantes!

-Oiga, y lo del riego por inundación tan abundante, ¿por qué? ¿no era suficiente con la manguera o el aspersor que es más rápido?

-Bueno, pudiera ser suficiente, pero a mí, en esta circunstancia, me gusta más el riego de inundación . Quiero estar bien seguro de que el agua, portando el abono disuelto, le llegue a las raíces que han profundizado: ¡el regalo debe llegar a lo más profundo de la raíz y del alma! Si las regara sólo con la manguera, a estilo lluvia, estaría potenciando y premiando lo superficial, lo caduco,¡los antojos y caprichos, vamos!  las estimularía a que echaran raíces superficiales. Y lo tendría que hacer cada día con cierta esclavitud. ¡Mejor la inundación lenta!  Es más duradera, eficaz y libera de estar pendiente por unos días. Incluso llega más allá del terreno que ellas "conocen" y ahora lo pueden colonizar. ¿Se imagina el contento que deben tener aquellas raíces que en los días de sequía y crisis solo se preocuparon de profundizar buscando humedad y Vida?

-¡Ay, padre, ya está "personalizando" otra vez! ¡Y me encanta!

(Continuará)

3 comentarios:

  1. La foto si que me parece algo preocupante, ambos tienen una mano escondida, no las tendrán agarradas. ¿ o sí?
    Tal vez sueno anticuada, pero sería conveniente que Padre Ata, vistiera menos de paisano y más de sacerdote, una camisa con clergyman sería de agradecer.

    Como muy bien lo dice Fortea en este post
    http://porquedeboirvestidodesacerdote.blogspot.com/2010/01/blog-post_793.html

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    1. ¿Las manos? Pues no recuerdo. Agarradas desde luego no.
      En cuanto a la camisa de clergyman, pues no suelo tener problema con ella. Para trabajar en el pequeño huerto no me la pongo. Sí la visto en las celebraciones litúrgicas o cuando creo que puede servir de testimonio público:
      http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=cF8HFZwUgT8
      Le cuento algo: una vez trataba de mostrarle a alguien la hermosura de la luna nueva que estaba saliendo en horizonte y ese alguien me dijo: "tiene usted esa uña poco cuidada"
      Saludos

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