martes, 29 de enero de 2013

De MI DIARIO II




27 de enero: ·III   Domingo del TO. Por la mañana celebro las misas de 8, y 9:30 y por la tarde la de 8.
Se exhibe en la puerta de la iglesia el coche nuevo que se rifa con motivo de la famosa Fiesta de la Jamaica.
Sigo comiendo "menudo" (callos) de los que se venden en el "bufet" parroquial a media mañana y me sientan muy bien, incluso bien picantes.
A misa de 12:30 viene la viuda, hijos y otros familiares del difunto Claudio los acompaño hasta el monumento de la Virgen de Guadalupe del jardín, se emocionan y me emocionan. Todos me muestran su agradecimiento (no merecido!).
Después de la misa de 8 pm voy al hall o comedor de la parroquia donde la Señora "Sanjuanita" y su familia venden comida en favor de los monaguillos. Un señor mexicano que apenas he visto antes, tiene interés en que me ponga en su mesa, lo hago y charlamos largo tiempo. Él pagó mi cena (un taco de frijoles con queso y un batido de mango). En alguna ocasión creo que llegué a ponerlo nervioso o a incomodarlo por mi socarronería con el asunto de los tamales que yo trato de ridiculizar, más que nada para provocar. Tendré que tener más cuidado. Esta vez lo arreglé un poco hablando bien y comiendo de sus picosos jalapeños.

28 de Enero: Lunes.  Por la mañana clases de inglés desde las 8 hasta las 12; hoy ha estado bastante bien. Volví a casa por sitio distinto para ir conociendo más calles y más barrios de esta ciudad.
Como llevamos varios días con la lavadora rota y empieza a escasear la ropa limpia, en el recorrido de vuelta a casa entré a comprar ropa interior en Dillard´s, pero me pareció excesivamente cara y rodeé un poco y me fui a la tienda de oportunidades Stein Wart: ¡lo que allí costaba 40 $ aquí 14,99 $!. Compré de la marca Tommy H. y CK  y quedé muy contento con la ganga. Cuando por la noche lo comenté con las feligresas de 6:30 pm, además de ofrecerse para lavar mi ropa, me dijeron:

-¡Qué pronto aprendió, padre! ¡Ese suele ser nuestro recorrido!

No puedo dormir la siesta porque viene una "novia" que quiere casarse en la celebración múltiple que estamos preparando para Mayo. Dice que quiere estar a bien con Dios y con la Iglesia.  Tiene unos 30 años y viene cargada con tres niños, la más pequeña que trae en brazos dice que es en realidad su hermana y es tía de los otros dos, uno de ellos (el pequeño de 3 años) bien travieso y revoltoso, ¡hiperactivo!. Me cuenta parte de su azarosa vida: hace unos años se enteró que quien ella creía que era su padre por ser el esposo de su madre y no conocer otro, en realidad no lo era, y me enseña la partida de bautismo y la civil y son apellidos y padres distintos. ¡Vaya lío!

-Es que mire, padre Ata: mi madre se quedó embarazada a los 16 años. Al nacer yo ella me inscribió como hija de mi verdadero padre y me puso sus apellidos. Mírelo. -Y me muestra un papel sepia, casi roto en los dobleces. -Es mi primera partida de bautismo y mi primer registro civil también. Mi mamá me lo dio hace pocos años.

-Esto guárdelo como una reliquia, es de su verdadero padre, -le digo yo.

-Bueno, en realidad solo me ha traído problemas, porque mire: ese señor nos abandonó a mi mamá y a mí a los dos meses y mi mamá cargó conmigo ella solita y emigró a Nuevo Laredo para subsistir. Allí conoció a mi otro papá, al que yo siempre he tenido como padre. Él quiso registrarme como hija suya y así lo hizo; mire aquí está la cédula, ¿Ve? Él ha sido muy querido por mí y por mi mamá porque él nos ha querido de veras. Me enteré que no era mi padre cuando me casé por lo civil. ¡Y fue un disgusto! Y fíjese en el certificado de 1ª Comunión figura él como mi padre.- Y me enseña otro papel amarillo y decolorado por el tiempo.

-¡Vaya lío!

-¡Ay, padre! Yo lo que quiero es tener contento a Dios ¿Qué es lo mejor que debo hacer?

-Eso: que se lo digas así de sincera.

-Tampoco quiero tener problemas con las autoridades de este mundo, que desde hace algún tiempo soy ciudadana norteamericana porque estoy casada con un texano muy bueno.

-¿Y ese otro papel?

-Es el divorcio de mi anterior matrimonio.

-¡Ah...! ¿Estuvo casada antes?

-Sí, pero muy mal, padre. Eso hoy lo dejamos. Otro día se lo cuento. ¿Vale?. -Mira a los niños y se limpia los ojos.

-Comprendo. Vale, vale!

-Mire, padre, yo lo que quiero ahora es casarme en la Iglesia y estar a bien con Dios. Nos gusta mucho venir a Misa y venimos todos los domingos, ¡nos encanta esta iglesia! pero no podemos participar como los demás: no podemos comulgar, ni confesar, ni participar en ningún grupo o coro, parece que somos de segunda.

-Creo que para Dios ustedes son de los primeros.

-Es que mire, hace años, cuando nos casamos civilmente, hicimos el "Pre-Cana" (cursillo prematrimonial) y nos gustó muchísimo y aprendimos muchas cosas bien lindas, y no nos importaría hacer algo de nuevo ahora.

-Bueno, ahora habrá tres catequesis. ¿Y por qué no se casaron entonces en la iglesia?

-Porque no teníamos dinero, padre, costaba trescientos dólares y no teníamos. -Y se limpia de nuevo los ojos y la nariz, y mira a los niños, y saca el biberón para su hermana-niña.

-Pues ahora ya ve que solo cuesta cincuenta dólares, incluido todo el proceso, la formación y la celebración.

-Ya pero eso de la celebración múltiple, ¿cómo es? ¿podemos venir bien vestidos de boda y con invitados y todo eso?

-¡Sí, claro! Es como una boda normal pero con 10 novias y 10 novios. Y créame: lo más importante no son ni los vestidos ni los invitados. ¡Es El Invitado!

-¡Qué bien, padre! ¡Muchísimas gracias! ¡¡Por ese precio, ¿quién no se casa? jaja...

Y se llevó la solicitud para que la firme también su novio-marido al que quiere mucho porque "es un buen hombre".

Atanasio Serrano

domingo, 27 de enero de 2013

UN ÁRBOL GRANDE.


"El hombre que acumula buenos recuerdos de su infancia, está salvado para siempre" 
(F. Dostoyevski)

Cuando yo tenía cuatro o cinco años me gustaba mucho acompañar a mis padres o a mis hermanos en las labores del campo (soy el menor de siete hermanos).
Me ponía tan pesado para que me dejaran ir con ellos que casi siempre lo conseguía. Así, desde bien pequeño, aprendí a pastorear ovejas o vacas, a montar solo en la burra y a mirar las mil sorpresas de la naturaleza.
Una tarde de octubre mis padres uncieron las vacas al carro, cargaron el arado, algunos sacos vacíos, unos cestos y dijeron que iban a sacar patatas.
-¡Yo quiero ir con vosotros!
-¡No!, que hace mucho frío.
-¡¡Yo quiero ir con vosotros!!
-¡No! que vamos para todo el día.
-¡Y qué! ¡Yo quiero ir con vosotros!
-¡Que no! que vamos lejos.
-¡Pues por eso! ¡Yo quiero ir!
Me subí al carro y fui con ellos. El campo al que íbamos estaba ciertamente lejos. Pero yo iba contentísimo pensando en las aventuras que me esperaban.
Llegamos a la tierra. Mi padre quitó el carro del yugo y enganchó el arado. Comenzó a abrir un surco en la tierra que quedó salteado de patatas.
-Padre, ¿Os ayudo?
-No estorbar ya es ayudar, -dijo él.
Me puse a recoger patatas en la cesta de mi madre.
Pero la verdad es que aquello resultaba bastante pesado y aburrido. Así es que decidí ir a investigar por los alrededores. La finca estaba en la ladera de una cuesta, casi en el valle. En la cima estaba el bosque de robles, que como era otoño empezaba a ponerse amarillo. Caminé cuesta arriba por un caminito hundido entre los viñedos en busca de la aventura y el miedo. Llegué arriba con el corazón acelerado, me paré ante la soledad y el zumbido de la brisa y miré a mis padres, las vacas y el carro. Me parecieron alejados y el bosque demasiado oscuro y poblado por sombras demasiado alargadas, por lo que decidí bajar hacia ellos. Lo hice sin camino, atravesando las viñas vendimiadas, rojas y amarillas.
De pronto me fijé en un árbol grande y frondoso de corteza lisa, que estaba en la esquina de una viña. Me atrajo de tal manera que corrí hacia él. Me pareció enorme. Intenté abrazarlo pero era más gordo que mis cortos brazos. Miré hacia arriba y el entramado de ramas y hojas me atraía poderoso e irresistible.
-¡Padre! ¡Padre! ¿Qué árbol es este?
-¡Es un "guindal[1]"! ¿ Mira a ver si tiene cerezas? -dijo burlesco.
-¡Es muy grande! ¿Puedo subirme?... ¡¿Puedo subirme?!
No hubo respuesta.
¡Cómo no voy a poder! Con la ayuda de unos fejes[2] de sarmientos, que coloqué a modo de escalera improvisada, pude alcanzar la primera rama. Después las siguientes eran pura invitación al gateo por el entramado arriba. Cuando estaba bien alto, me quedé parado para respirar el crepúsculo y mirar a mis padres.
Allí cada vez había  más oscuridad, más sombras, más miedo. Miré otra ve a mis padres, las vacas, el carro y grité:
-¡Hola! ¡Estoy aquí!... ¡¡Miradme!!
Hablaron algo entre ellos que yo no logré entender.
-¡¡Miradme!! ¡¡Aquí!! -Insistí.
-¡Baja, que ya nos vamos! ¡Y ten cuidado no te vayas a caer!-dijo mi madre preocupada.
¡Bajar! Eso estaba estudiando yo, porque ya me daba cuenta de que era mucho más difícil que subir. Además la "escalera de fejes" se había desmoronado. Lo intenté varias veces y de varias formas: de frente al tronco, colgándome de una rama, saltar...¡Nada! El suelo me parecía un abismo lejano.
La negrura del monte, sin embargo, cada vez estaba más cerca y parecía que de él iba a salir una jauría de lobos que vendrían hasta el árbol a esperar a que yo bajara para ser devorado.
Decidí pedir ayuda:
-¡Padre, madre! ¡Bajadme de aquí!... ¡Ayudadme!
El silencio del crepúsculo me permitió oír el comentario:
-Anda, tienes que ir a bajarlo. -Dijo mi madre.
-¡Ni hablar, déjalo, coño, ya verás cómo encuentra el camino él solo. -Sentenció mi padre.
Yo grité con más fuerza:
-¡¡BAJADME DE AQUÍÍÍÍÍ!!
-¡Anda, hombre! ¿No ves que tiene miedo? -Intercedió mi madre de nuevo.
-¿QUIÉN DE SUBIÓ? -preguntó mi padre.
-¡Yo solo!
-¡Pues baja tú solo!
Y mi padre, sin hacer más caso, siguió cargando los sacos de patatas en el carro. Enganchó las vacas. Subieron los dos discutiendo y enfilaron el camino hacia el pueblo.
Yo comencé a llorar a grito pelado. Miraba al suelo, miraba al árbol, miraba al monte... ¡la desesperación!
¡No aguanté más! Colgué las piernas, me abracé al árbol y me dejé caer rozando tronco abajo. Caí al suelo con rozaduras en brazos y piernas. ¡No me importó! Me levanté rápidamente y, sin mirar atrás, emprendí una veloz carrera persiguiendo al carro. Cuando iba llegando mi padre gritó con autoridad:
-¡Joooooo![3]
La vacas detuvieron su paso. Mi padre me tendió la mano y me alzó hasta él. Yo seguía llorando.
-¡Había miedo allí arriba! ¿Eh?
Yo seguía llorando y doliéndome de los rasguños.
-Pero mira, ¡has bajado tú solo!
Y entonces me dijo algo que se quedó muy grabado en mi mente y en mi corazón:
-Mira, cuando empieces algo tienes que saber cómo terminarlo. Cuando entres tienes que saber cómo salir.
Mi madre me acogió en su regazo . Y con el traqueteo del carro y el calor materno me quedé dormido

 Del libro "¡CUENTA, CUENTA...! Más que historias", Atanasio Serrano. Madrid CCS, Gestos y Palabras nº 18. 2011 3ª Edic. Pág. 15 ss





[1] Guindal: guindo, cerezo amargo
[2] Fejes: haces, fardos, manojos.
[3] ¡Jo!: voz para detener el ganado vacuno equivalente al ¡So! para las caballerías.

jueves, 24 de enero de 2013

De mi DIARIO


21 de Enero: Hoy es fiesta en los organismos oficiales de este país por recordar la muerte de Marthin L. King. No tengo clase de inglés.

Tuve un  funeral a las 9am.

 Siguen llegando candidatas para profesoras particulares de inglés, jeje.

Tengo varias entrevistas con parejas de "novios" que quieren casarse en "Bodas Múltiples". Suelen ser parejas de cuarenta y más años que llevan casados por lo civil o de convivencia varios años y a menudo con escasos recursos.
Comida con varios invitados en nuestra casa en honor de Juan Fco. el párroco anterior que está de visita. ¡Muy buena la parrillada!  Después de comer me fui con el Sr. Salvador Narváez (invitado) a visitar su rancho practiqué el tiro con honda ¡no se me vaya a olvidar! Tomé varias fotos y a la llegada las publiqué en FB. Digo la misa de la tarde (6:30) con la capilla muy llena;  hablo de Santa Inés.
Por la noche me desvelé y hablé por el Skype con +Sergio Oter como entrenamiento para la charla que tendré por vídeo conferencia el 23 con los jóvenes de Arévalo. Luego me dormí y llegué tarde a las Laudes.

22 de Enero: día muy tranquilo hasta la noche. Después de la misa de las 6:30 tuvimos junta con las personas que van a tener una responsabilidad especial en la fiesta de la Jamaica el 14 de Abril. Cuando terminamos la reunión y yo andaba por el jardín intentando encender la luz de la Guadalupana, una voz de mujer me llama preguntando por un sacerdote para ir urgentemente al hospital pues el padre de su amiga está muy grave. Después de comunicárselo a Mike y dado él el visto bueno:

-¿Crees que esa persona es de fiar para acompañarla de noche?

-Sí, y además en estos asuntos creo que debemos arriesgarnos. Si es un secuestro no paguen rescate, jaja.

 Acompaño a la señora en su coche (un Jaguar!) hasta el hospital de la Misericordia. Allí, en "Emergencias", me presenta a su amiga y su marido; ellos hacen las gestiones para que se me deje pasar. Me presentan al resto de la familia por pasillos y salas. Hablaron con el médico y me dejó pasar con él y una enfermera. El médico me dijo que el enfermo se moría seguro, que trataba de decírselo a los familiares para que dieran el visto bueno para desconectarlo y evitar horas de sufrimiento, de "ensañamiento terapéutico". Yo me acerqué al enfermo, está inconsciente, lo llamé por su nombre -Claudio- y le hablé. Estaba intubado y conectado a muchas máquinas, creo que no me oyó, pero nunca se sabe... Pasó su esposa y me tomó de la mano.  Le di la absolución y la Unción de enfermos en presencia de su esposa y de la enfermera. Al salir me llamó otra mujer llorando diciéndome que su madre estaba muriendo en la sala contigua que si podía "bendecirla". Pasé con ella e hice lo mismo que con Claudio. Al salir de nuevo un hijo del primero me pidió un rosario "prestado" para su abuela: la mamá de Claudio quería tener uno entre las manos para rezarlo. Se lo di y me lo agradecieron mucho diciendo que me lo devolverían, la abuelita comenzó a rezar. Me detengo un buen rato con los diversos familiares que hay en la sala de espera llena de tanto dolor. La señora del "jaguar" me regresa a casa agradeciendo mucho mi disponibilidad, pues era algo que le había pedido su gran amiga. Yo le agradezco la suya.

Se me han quitado las ganas de cenar y además es muy tarde. Ceno solo una manzana.

Al acostarme me doy cuenta que ¡es esta noche cuando debo intervenir por Skype con los alumnos de Arévalo! Me duermo y a la hora me despierto: las 2:33 am. Conecto el pc y veo que Sergio ya está en el Skype, en Arévalo son las 9:33. Me quedo a la espera. Escribo y me duermo una media hora. ¡Por fin a las 5:6 me llaman de Arévalo! La llamada se "cuelga" repetidamente y no es posible. A las 6 lo intentamos de nuevo y puedo intervenir brevemente.
 Es la hora de Laudes: "Oh Dios, tu eres mi Dios, por Ti madrugo"

23 de Enero: Voy a clase de inglés con el "Laredo Community College" ¡mucho sueño! procuro disimular.
 A  la vuelta me dicen que la familia de Claudio quieren que yo presida el funeral: ha muerto de madrugada.

Mike me entrega los billetes de avión para la semana en Los Ángeles y el Congreso de Educación religiosa en el mes de febrero.

Recibo varios mensajes de diversos amigos preguntándome a qué me dedico.

-Soy cura.