27 de enero: ·III Domingo del TO. Por la mañana celebro las misas de 8, y 9:30 y por la tarde la de 8.
Se exhibe en la puerta de la iglesia el coche nuevo que se
rifa con motivo de la famosa Fiesta de la Jamaica.
Sigo comiendo "menudo" (callos) de los que se
venden en el "bufet" parroquial a media mañana y me sientan muy bien, incluso bien picantes.
A misa de 12:30 viene la viuda, hijos y otros familiares del
difunto Claudio los acompaño hasta el monumento de la Virgen de Guadalupe del
jardín, se emocionan y me emocionan. Todos me muestran su agradecimiento (no merecido!).
Después de la misa de 8 pm voy al hall o comedor de la
parroquia donde la Señora "Sanjuanita" y su familia venden comida en
favor de los monaguillos. Un señor mexicano que apenas he visto antes, tiene
interés en que me ponga en su mesa, lo hago y charlamos largo tiempo. Él pagó
mi cena (un taco de frijoles con queso y un batido de mango). En alguna ocasión
creo que llegué a ponerlo nervioso o a incomodarlo por mi socarronería con el
asunto de los tamales que yo trato de ridiculizar, más que nada para provocar.
Tendré que tener más cuidado. Esta vez lo arreglé un poco hablando bien y
comiendo de sus picosos jalapeños.
28 de Enero: Lunes. Por la mañana clases de inglés desde las 8
hasta las 12; hoy ha estado bastante bien. Volví a casa por sitio distinto para
ir conociendo más calles y más barrios de esta ciudad.
Como llevamos varios días con la lavadora rota y empieza a
escasear la ropa limpia, en el recorrido de vuelta a casa entré a comprar ropa
interior en Dillard´s, pero me pareció excesivamente cara y rodeé un poco y me
fui a la tienda de oportunidades Stein Wart: ¡lo que allí costaba 40 $ aquí
14,99 $!. Compré de la marca Tommy H. y CK y quedé muy contento con la ganga. Cuando por
la noche lo comenté con las feligresas de 6:30 pm, además de ofrecerse para
lavar mi ropa, me dijeron:
-¡Qué pronto aprendió, padre! ¡Ese suele ser nuestro
recorrido!
No puedo dormir la siesta porque viene una "novia"
que quiere casarse en la celebración múltiple que estamos preparando para Mayo.
Dice que quiere estar a bien con Dios y con la Iglesia. Tiene unos 30 años y viene cargada con tres
niños, la más pequeña que trae en brazos dice que es en realidad su hermana y
es tía de los otros dos, uno de ellos (el pequeño de 3 años) bien travieso y revoltoso,
¡hiperactivo!. Me cuenta parte de su azarosa vida: hace unos años se enteró que
quien ella creía que era su padre por ser el esposo de su madre y no conocer
otro, en realidad no lo era, y me enseña la partida de bautismo y la civil y
son apellidos y padres distintos. ¡Vaya lío!
-Es que mire, padre Ata: mi madre se quedó embarazada a los
16 años. Al nacer yo ella me inscribió como hija de mi verdadero padre y me
puso sus apellidos. Mírelo. -Y me muestra un papel sepia, casi roto en los
dobleces. -Es mi primera partida de bautismo y mi primer registro civil
también. Mi mamá me lo dio hace pocos años.
-Esto guárdelo como una reliquia, es de su verdadero padre, -le
digo yo.
-Bueno, en realidad solo me ha traído problemas, porque
mire: ese señor nos abandonó a mi mamá y a mí a los dos meses y mi mamá cargó
conmigo ella solita y emigró a Nuevo Laredo para subsistir. Allí conoció a mi
otro papá, al que yo siempre he tenido como padre. Él quiso registrarme como
hija suya y así lo hizo; mire aquí está la cédula, ¿Ve? Él ha sido muy querido
por mí y por mi mamá porque él nos ha querido de veras. Me enteré que no era mi
padre cuando me casé por lo civil. ¡Y fue un disgusto! Y fíjese en el
certificado de 1ª Comunión figura él como mi padre.- Y me enseña otro papel
amarillo y decolorado por el tiempo.
-¡Vaya lío!
-¡Ay, padre! Yo lo que quiero es tener contento a Dios ¿Qué
es lo mejor que debo hacer?
-Eso: que se lo digas así de sincera.
-Tampoco quiero tener problemas con las autoridades de este
mundo, que desde hace algún tiempo soy ciudadana norteamericana porque estoy
casada con un texano muy bueno.
-¿Y ese otro papel?
-Es el divorcio de mi anterior matrimonio.
-¡Ah...! ¿Estuvo casada antes?
-Sí, pero muy mal, padre. Eso hoy lo dejamos. Otro día se lo
cuento. ¿Vale?. -Mira a los niños y se limpia los ojos.
-Comprendo. Vale, vale!
-Mire, padre, yo lo que quiero ahora es casarme en la
Iglesia y estar a bien con Dios. Nos gusta mucho venir a Misa y venimos todos
los domingos, ¡nos encanta esta iglesia! pero no podemos participar como los
demás: no podemos comulgar, ni confesar, ni participar en ningún grupo o coro,
parece que somos de segunda.
-Creo que para Dios ustedes son de los primeros.
-Es que mire, hace años, cuando nos casamos civilmente,
hicimos el "Pre-Cana" (cursillo prematrimonial) y nos gustó muchísimo
y aprendimos muchas cosas bien lindas, y no nos importaría hacer algo de nuevo
ahora.
-Bueno, ahora habrá tres catequesis. ¿Y por qué no se
casaron entonces en la iglesia?
-Porque no teníamos dinero, padre, costaba trescientos
dólares y no teníamos. -Y se limpia de nuevo los ojos y la nariz, y mira a los
niños, y saca el biberón para su hermana-niña.
-Pues ahora ya ve que solo cuesta cincuenta dólares,
incluido todo el proceso, la formación y la celebración.
-Ya pero eso de la celebración múltiple, ¿cómo es? ¿podemos venir bien vestidos de boda y con invitados y todo eso?
-¡Sí, claro! Es como una boda normal pero con 10 novias y 10 novios. Y créame: lo más importante no son ni los vestidos ni los invitados. ¡Es El Invitado!
-¡Qué bien, padre! ¡Muchísimas gracias! ¡¡Por ese precio,
¿quién no se casa? jaja...
Y se llevó la solicitud para que la firme también su novio-marido al que quiere mucho porque "es un buen hombre".
Atanasio Serrano