Buena parte de la mañana de este 5 de Enero de 2015 la he pasado
en un centro comercial.
Tenía que encargar (comprar!) algo que los Reyes Magos
deben dejar esta noche a cada uno de mis hermanos de Comunidad.
Eran tantas las
ofertas que tenía delante y había tantísima gente comprando que me llegué a
agobiar y por varias veces desee volver a los días en que cuidaba el rebaño de
ovejas en la soledad del monte.
Pocas veces me había visto envuelto en una
muchedumbre de compradores compulsivos como hoy.
Vi cara a cara al Consumismo,
me hizo un guiño y me asustó.
Por la tarde seguía dándole vueltas al asunto.
Por eso me fui al huerto y me puse a remover la tierra
mientras meditaba. Me
distrajo el gato "Manolo" que vino ronroneando hasta mí mendigando
atención y una caricia.
En esto recibo un "WhatsApp" de un sacerdote de
un grupo de oración:
"Mensaje que acaba de mandarme Sor Charo, una Hija de
la Caridad, que trabaja en un orfanato en Salamanca:
Padre, terminamos de acompañar al Campo Santo a un señor de
55 años que fue niño de la Residencia desde los 6 años. Solo hemos estado las
hermanas y dos compañeros de Residencia.
Enterrado en "fosa común". Recogimos un poco de tierra de
otra tumba de al lado pues no tenía suficiente tierra la suya. Los pobres comparten
hasta en la tumba.
Hermana Tierra recobra este cuerpo que quiere descansar
hasta el día de su Resurrección.
Se me parte el corazón al verme tan lleno de tantas cosas
cuando los pobres no tienen ni un poco de tierra con la que cubrir sus
despojos.